
Ubicación Desconocida. Año 20XX, Mes XX, Día XX
—Buenos días, joven Mikhail.
—...
—¿Hm? ¿La lengua se la ha comido el gato, joven Mikhail?
—...No.
—Ah, veo que por fin se ha dignado en habla–
—No. Ya basta de esto. Quiero volver a casa. Quiero volver a ver a mis padres, a mi hermana… Quiero volver a casa. Por favor, déjeme volver.
El hombre suspiró. Una píldora azul sacó de un pequeño frasco. Su yacía expresión oculta por aquella máscara de látex, pero su tono de voz volvió a cambiar a uno más pesado y deprimido.
.jpg)
—Joven Kozlov, usted sabe bien que no puedo dejar que se vaya tan fácilmente, ¿o sí? Ha demostrado tener las capacidades y aptitudes que buscamos en nuestras investigaciones, pero aun así se niega a cooperar. Es una pena que tanto potencial se desperdicie solo porque se aferra todavía a quienes tal vez ya le olvidaron.
—...Cállate. Estás mintiendo. Solo te quieres meter en mi cabeza, como siempre lo has hecho todo este tiempo… Nunca me caíste bien, tío Genesys.
Un suspiro dio. —¿Es así como me ve acaso? ¿Como un simple manipulador lunático? Me siento tan ofendido que podría llorar —leves sollozos se escucharían entonces. Mikhail no reaccionó a las palabras del hombre de la máscara, mucho menos a sus “lágrimas de cocodrilo”.
—Ya cállate —Y se alejó de aquel hombre, camino hasta su habitación. Fue en ese momento que sintió un agarre en su hombro.
Tratándose Mikhail de un niño todavía, e incluso si el hombre de la máscara sonaba como alguien mucho mayor que él ese agarre seguía siendo bastante fuerte. Y el estar acompañado de aquellas palabras que escuchó luego, junto a dos hombres a su lado…

—¡AUN no es hora de la siesta, joven Kozlov!
Un par de hombres se lo llevaron entonces. Mikhail gritaba y pateaba mientras era arrastrado hasta lo que parecía ser un quirófano.
Atado de muñecas y tobillos en una silla. Conectado diversas máquinas. Algo reposaba sobre su cabeza, no vio bien que era. Solo llegó a escuchar unas palabras de parte de aquel científico.
—Todo esto lo hago por un bien mayor: la búsqueda de la verdad. Y tú me ayudarás a conseguirla…
Después de eso, todo se fue a negro. No había nada más, solo el silencio en aquella habitación subtérranea.